¿Realmente examinan tu salud mental?

Ayer tuve que sacarme el Certificado de Salud Mental, pues era un requisito para un cargo al cual estoy postulándome.

Les cuento que mientras haces los trámites, seguramente terminas loco.

Primero, el tour por la ciudad, buscando el centro asistencial que no te de una cita para dentro de 15 días, siempre que no llegues despues de las 5:00am porque sólo son cuatro cupos. Hasta que por suerte, llegue al Hospital Central, como a las 10:30am y:
-Yo: Buen día, ¿para sacar el certificado de salud mental?
-Srta.: Buenos días, de lunes a jueves a las 7:00 am, 16.000 bolívares y la cédula.
-Yo: Muy bien, gracias. Pero, ¿habrá chance para hoy? Es que es para el concurso de cargos en X sitio.
-Srta.: ¿Usted puede hacérselo hoy?.
-Yo: Claro
-Srta.: Déjeme preguntarle al Doctor.
-Yo: De verdad Srta. se lo agradezco.
-Srta.: El doctor dijo que sí. Pase por aquí para tomarle los datos.
-Yo: Muchas gracias

Pase a la oficina de la amable Srta, y le di mis datos, luego me dijo ahora pase con el enfermero. A él tuve que darle una vez más mis datos para llenar una planilla, me dijo siéntese que el doctor la llama en un rato.

Salí de la oficina y me senté en el sitio indicado.

Era una sala muy amplia, con muchas bancas largas pegadas a las paredes, donde habíamos como 12 personas. Yo miraba de lado a lado y observaba a cada uno de los que estaban allí. De derecha a izquierda: un muchacho con gorra, en otra banca unos esposos y su hijo, a su lado un viejito, en la otra banca una pareja de novios, en la otra dos muchachos, en la próxima un señor y una señora, en la última banca yo, y a mi lado dos muchachas.
También, estaban en el lugar un señor como de seguridad, cuatro médicos psiquiatras, dos señoritas de atención al público, el enfermero y el bedel. Así como otras personas que entraban y salían.
Afuera, estaba estacionada una ambulancia.
Resulta que en este lugar no solo emiten el certificado que yo necesitaba, sino que es el lugar donde atienden a las personas con desequilibrios mentales.

En esas dos horas que estuve esperando mi turno, vi y escuche unas cosas…

Historia 1: El muchacho de gorra que estaba sentado (el primero que nombré) estaba esperando su cita, porque tenía problemas mentales, si tenía una conducta medio extraña. Mientras esperaba se paraba y se cambiaba de silla, luego salía, caminaba… al momento de irse, se despidió de mi tocándome la cabeza y diciendo: Chao mi amor. Me asusté, pero no pasó nada.

Historia 2: Los esposos que estaban sentados en la siguiente banca, estaban esperando que el doctor les atendiera, pues al señor le habían dado de alta días atrás por su demencia. El señor se veía bastante normal, nunca hubiese pensado que el tenía algún problema. Escuchando lo que conversaba su esposa con alguien más, supe que el señor estaba tan mal que ni caminaba.

Historia 3: La ambulancia que estaba afuera, estaba trasladando al hospital a un muchacho de 21 años, que tuvo una crisis por sus problemas mentales. Estaba agresivo y no lo podían bajar de la ambulancia, estaba literalmente encerrado, le habían puesto un suero con un medicamento, se lo arrancó y se tomo el contenido de la botella, por lo que tuvieron que amarrarlo e inyectarle unos sedantes. Para rematar no había espacio para recluirlo, así que su mamá estuvo largo rato esperando a que le asignaran un lugar.

Historia 4: Una de esas personas que entró en algún momento, era un muchacho de 26 años que iba a pedir una cita con uno de los psiquiatras, y se puso a hablar con la esposa del señor de la Historia 2, ella le pregunto que como estaba y el le dijo que muy bien, que hasta estaba trabajando. Estos dos habían estado recluidos en el hospital en la misma época.

Historia 5: El viejito, con aspecto desaseado, también esperaba ser atendido, como nadie lo tomaba en cuenta, cada rato se paraba y preguntaba, hasta que por fin el doctor se dignó y lo atendió. Nunca supe su problema, pero al salir del consultorio le habían puesto una inyección.

Los demás que estábamos allí sentados, no éramos más que personas esperando que nos dieran nuestro Certificado de Salud Mental.

Me habían contado otras personas, que hacían preguntas de cultura general y te ponían a dibujar… Pensaba mientras esperaba, que dibujaría.

Finalmente, el doctor me llamó Fulana de Tal. Y pasé al consultorio, cuando ví al doctor, entendí la lentitud del proceso, un señor de 70 y tantos, de pelo súper blanco. En el consultorio, solo habia un escritorio y dos sillas, sobre la mesa los formularios de las personas que ya habían pasado, un facturero, unos sellos y dos bolígrafos.
La conversación sostenida fue:
-Dr.: ¿Fulana de tal?
-Yo: Si
-Dr.: ¿Edad?
-Yo: 23 años
-Dr. ¿Dirección?
-Yo: Urb. Tal, manzana tal, casa Nº tal.
-Dr.: Nombre de tu papá y de tu mamá, profesión de ellos, edad y dirección.
-Yo: Le di la información solicitada
-Dr.: ¿Alguna enfermedad?
-Yo: No. (pensando que era algo mental)
-Dr.: ¿Sarampión, lechina…?
-Yo: Si todas esas.
-Dr.: Y… ¿Mal de amores?
(Risas)
-Yo: No Dr. Todavía.

Luego escribió unas tantas cosas para rellenar el formulario, el cual tenía como 8 páginas, al final lo firmó… y luego me dijo, son 16mil.

Le cancelé, me hizo la factura y me entregó el tan anhelado certificado.

Le di las gracias y me despedí de él.

Salí del consultorio, con el dichoso papelito y con un montón de cosas para contarles en este post.

Ahora me pregunto:
¿Realmente examinan tu salud mental?